viernes, 27 de noviembre de 2009

Venus, Cupido, la Locura y el Tiempo


Autor: Angiolo Bronzino
Fecha: 1540-50 Museo:National Gallery de Londres Características: 146,5 x 116,8 cm.
Material: Óleo sobre tabla
Estilo: Renacimiento Italiano
También conocido como "Alegoría de la lujuria" o "Veritas filia temporis" (La verdad es hija del tiempo).
En esta obra se ve a Venus desnuda con Cupido besándola; y en el otro lado el Placer y el Juego con varios Amores; en el otro, el Fraude, los Celos y otras pasiones del Amor.
Bronzino trabajó en la corte del duque Cosimo de Medici, haciéndose famoso como retratista oficial. Esta Alegoría posiblemente sea el mencionado regalo de la corte de Toscana a Francisco I de Francia, incluyendo elementos simbólicos y emblemáticos. El monarca francés era un hombre enamorado de la cultura y el arte italianos, sintiendo gran afición por la heráldica y los emblemas oscurantistas. La diosa del amor y la belleza es identificada por la manzana de oro -que le concedió Paris en el famoso juicio- que porta en la mano izquierda y la paloma de la esquina izquierda de la escena.
En la mano derecha, Venus lleva la flecha que ha arrebatado a Cupido, el joven que la besa. A los pies de la diosa encontramos unas máscaras, posiblemente símbolos de la sensualidad, que representan la ninfa y el sátiro, levantando la vista hacia los amantes. El Placer Loco, el niño sonriente que lleva una pulsera en el tobillo, tira pétalos de rosa, sin interesarse por la espina que atraviesa su pie derecho. Tras el Placer se halla el Engaño, hermoso de rostro pero con un horrible cuerpo, ofreciendo en su mano un panal de dulce miel mientras que con la otra oculta el aguijón de su cola.
En la zona izquierda de la composición se sitúa una oscura figura, considerada tradicionalmente como la representación de los Celos pero identificada en la actualidad como la Sífilis, terrible enfermedad que en el siglo XVI había adquirido proporciones de epidemia. Con todos estos símbolos, se considera que el significado de la composición se identifica con el Amor impuro que es gobernado por el Placer con la ayuda del Engaño, amor que trae dolorosas consecuencias. La figura del Olvido, arriba a la izquierda, sin capacidad de recordar, intenta cubrir la escena con un velo pero el Tiempo se lo impide.
Las frías figuras desnudas se destacan, como si de un esmalte o de mármol se tratara, sobre un intenso azul ultramar, renunciando Bronzino al fondo, de la misma manera que en los dibujos pintados para la fábrica ducal de tapices. La composición muestra la influencia de Miguel Angel, especialmente su famoso cartón que muestra a Venus y Cupido besándose, así como de algunas obras de Pontormo, el maestro de Bronzino. La tabla fue adquirida por la National Gallery en 1860, convirtiéndose en la obra más cargada de erotismo de la colección.

jueves, 26 de noviembre de 2009

El Patio de Atrás (Carlos Gorostiza) - La construcción del espacio como reflejo de la realidad -

Carlos Gorostiza, Patricio Contreras, Carlos Carella, Leonor Manso, Cipe Lincovsky


Carlos Gorostiza


El autor de El Patio de Atrás es el argentino Carlos Gorostiza, quien se inicia en el mundo del teatro en 1949 con el estreno de su obra El Puente en el teatro La Máscara. Ésta se convirtió en una de las obras mas exitosas del teatro independiente y contribuyó al inicio de un proceso de nacionalización ya que, mediante su tesis realista y los discursos de sus personajes, reflejó una problemática argentina relacionada con la

crisis económica en pleno período de auge del gobierno de Juan
Domingo Perón, y expresaba de manera transparente su visión
de la situación social, porque sus personajes eran poco más que
el correlato de roles sociales.
(Pellettieri, 2005: 91)
Luego de seguir presentando en Buenos Aires muchas de sus obras como El pan de la locura (1958), ¿A qué jugamos? (1968), El lugar (1970), Los cuartos oscuros (1978) y ganar varios premios (Primer Premio Municipal de Teatro, Primer Premio Nacional de Teatro y Primer Premio Nacional de Novela, entre otros), con la creación del Teatro Abierto –como reacción ante la dictadura militar en Argentina- en 1981, Gorostiza se convierte en uno de sus miembros más importantes.
Durante los años siguientes, el autor sigue estrenando obras (Matar al tiempo -1982-, Aeroplanos –1990-) y ganando premios.
En 1994 se estrena en el Teatro Cátulo Castillo, El Patio de Atrás con dirección del mismo Gorostiza y actuaciones de Carlos Carella, Patricio Contreras, Cipe Linkovsky y Leonor Manso.
En los años siguientes, continúan publicándose sus obras y sigue siendo reconocido
como uno de los autores mas importantes y destacados de nuestro teatro que con sus textos, al igual que otros autores teatrales como Roberto Cossa, Carlos Somigliana y Ricardo Halac, desarrolla una tesis realista comprometida con la problemática social, que genera en el lector / espectador una reflexión acerca de la realidad –características principales del realismo reflexivo-.

Como se dijo anteriormente, El Patio de Atrás se estrena en 1994 y cuenta la historia de cuatro hermanos que pasan su vida en el patio de una casa mientras los días transcurren uno tras otro sin sucederles nada relevante.
El hermano mayor es Máximo –52 años- que se encuentra postrado en una silla de ruedas y se la pasa jugando a las cartas, a la lotería, a las carreras: “Es un personaje que pareciera que vive suspendido en el aire desde hace mucho tiempo [...]” (Carella, 1994). Nena es la hermana de 51 años que se la pasa tejiendo y posee un carácter casi maternal frente a sus hermanos; Pancho de 42 años vive pensando en la Bolsa, los negocios, y Clemen es la menor de los hermanos –41 años- que fantasea y sueña leyendo revistas del corazón.
Los cuatro viven cada uno “en su mundo”, cada uno con su sueño dentro de su locura (Máximo con los juegos, Pancho con los negocios, Nena tejiendo y esperando la llegada de Tomasito –el hermano mas chico de todos-, Clemen con las revistas), proyectando cosas que jamás van a suceder. Cada uno se muestra indiferente de lo que le sucede al otro, pero hay algo que los cuatro tienen en común, que vas más allá del lazo sanguíneo que los une: el patio.

El patio es el espacio central en el que transcurre toda la acción. Este lugar encierra a los personajes y da la impresión de que los “envuelve” y termina dominándolos. Los personajes parecen tener las mismas características que el patio en el que pasan sus vidas: inmóviles, cerrados, encasillados. Los personajes delegan en los otros ciertas tareas –desde llamar a un técnico para que arregle la televisión hasta ir a comprar pilas- que podrían hacer ellos mismos. El tema de la estaticidad es algo que se resalta en esta obra. Los cuatro se muestran todo el tiempo casi incapaces de movilizarse, al igual que el patio, y durante la obra sólo se limitan a hacer los mas necesarios y mínimos movimientos. Un ejemplo claro de esto, es cuando Máximo pide que le vayan a buscar su radio adentro y ninguno de sus tres hermanos parece darse por aludidos; terminan decidiendo que cuando alguno de ellos tenga que salir de su “rincón”, por ejemplo, para ir al baño, traería la radio. Aquí no sólo se ve esa condición de no movilidad sino también el poco interés en el otro. El tema de la inmovilidad es tan remarcado durante toda la obra que en el final se ve aún mas reforzado: el timbre suena incansablemente y ninguno de los cuatro hace el más mínimo gesto de acercarse a la puerta para abrirla. Por eso mismo, el patio es una especie de símbolo de esa inmovilidad y estaticidad de los personajes. Podríamos decir que el autor, refleja, de esta manera, el miedo al cambio que tienen estos personajes que, en parte, representan a la sociedad. La obra fue escrita en los ’90, años en los que Argentina intentaba salir de una gran crisis y el miedo a “lo nuevo” y a la transformación era parte de la vida de todos.
Otra característica compartida entre la construcción del espacio y los personajes es el deterioro. Al comienzo de la obra, se describen las características del patio:

Casi todo el lugar está cubierto de malezas y su estado
general revela el abandono en que viven sus ocupantes. [...]
hay un resto de jardincito olvidado, cubierto de tierra. Restos
más pequeños de viejos canteros se ven en otros rincones del
patio. [...]
Éste [un lateral] está también casi oculto por varias clases
de plantas y arbustos que han crecido descuidadamente por
todo el lugar [...].
(Gorostiza, 2004: 25)

Esta descripción que Gorostiza hace del patio, nos indica cuán descuidado y abandonado está el espacio, ambas son características que presentan también sus habitantes. Podemos ver la inconsecuencia y la falta de sentido que hay en sus vidas. Ellos hacen que las horas en ese patio transcurran contando historias viejas, fantaseando con ilusiones absurdas y recordando momentos y personas pasadas. Sus vidas están tan vacías y decaídas como el patio en el que pasan sus días.
El espacio no sólo se relaciona con la inmovilidad y deterioro de los personajes, sino que también éste está estrechamente ligado a los intereses de cada uno, como si en el patio existiera un sector destinado a cada habitante:

Formando algo así como cuatro ámbitos privados, en el patio
hay: una silla de ruedas para Máximo; una vieja silla de paja y varias
ollas de cacerolas llenas de lanas celestes sobre una mesita para la Nena;
una máquina Singer de coser fuera de uso para Pancho; y pilas de revistas
sobre algunos escalones de la escalerilla, uno de los cuales Clemen usa

para sentarse. (Gorostiza, 2004: 25)

Si bien el espacio es compartido por los cuatro, cada uno está tan metido en su “rincón” que se percibe una sensación de “aislamiento” en donde cada uno es indiferente a la necesidad del otro. Cada uno está encerrado en sus cosas, si bien hablan entre ellos, realmente no les preocupa lo que el otro dice, piensa o quiere. Quizás, esto sea un claro reflejo de lo que se vive en la sociedad actual: el desinterés por el otro, el mirar para otro lado ante la necesidad del prójimo.
Por medio de la representación y las características del espacio, El Patio de Atrás, representa fielmente a una realidad social propia de nuestros días –a pesar de haber sido escrito hace casi 15 años atrás-. El patio es el mundo en el que vivimos y Máximo, Pancho, Nena y Clemen somos nosotros, la sociedad. La incapacidad para moverse representa, como se dijo antes, el miedo al cambio, el no hacer nada para lograr una transformación completa; el deterioro del patio que se complementa con el de los personajes, refleja el deterioro de la humanidad; cada rincón del espacio, representa cada lugar del mundo en el que se vive, en donde cada uno es ajeno a la necesidad del otro. El Patio de Atrás es el mundo, y los personajes, son la sociedad poco comprometida con absolutamente todo. La obra refleja la poca importancia que se le da a la vida del otro y la mirada hacia otro lado ante el dolor y necesidad de quien se tiene al lado. El Patio de Atrás es una metáfora de nuestros días que se construye por medio del espacio y sus personajes.


Bibliografía
-Gorostiza, Carlos, 2004, El Patio de Atrás, Buenos Aires: Puerto de Palos.
- Pellettieri, Osvaldo, 2005. “A qué llamamos la fase de nacionalización del teatro independiente. El fenómeno de El puente (1949) de Carlos Gorostiza”, en su Historia del Teatro Argentino Vol IV, Buenos Aires: Galerna.
- Pellettieri, Osvaldo, 1998, Una historia interrumpida, Buenos Aires: Galerna.
- Zangaro, Patricia, 1995, Conversación con Carlos Gorostiza. La búsqueda del lenguaje, Buenos Aires, n/d, disponible en
http://www.teatrodelpueblo.org.ar/dramaturgia/zangaro001.htm, útlima fecha de acceso: 18/11/09.


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